Problema del Darwinismo y Neodarwinismo. (Roger Mendoza)
El problema del darwinismo y neodarwinismo. ¿Darwin tuvo errores graves en su teoría evolucionista?
Realmente no habría que hablar de errores: Darwin propuso una teoría científica explicativa sobre la evolución. Hoy esa teoría tiene más de 150 años. No podemos juzgarla con los parámetros de conocimiento actuales. Fue una muy buena teoría, y dio paso a sucesivas mejoras con la incorporación de la genética, de la biología molecular y de mil aportaciones laterales hasta hoy. Hoy hablar de darwinismo debería ser tan anacrónico como hablar de newtonismo o de lavoisierismo.
Pero si listamos los aspectos menos felices del darwinismo inicial, e incluso del neodarwinismo posterior; podríamos mencionar:
El concepto de adaptación porque presupone una capacidad del organismo para resolver un problema impuesto por un entorno exterior e independiente del propio organismo. Esta visión es funcionalista y su argumentación post-facto: como un rasgo existe, debe haber sido seleccionado; si ha sido seleccionado será porque es útil (ojo para ver). Pero, de que una transformación tenga beneficios adaptativos, no se deduce que la adaptación sea la causa, el motor de dicho cambio. Las soluciones pueden ser diversas para un mismo problema. De todos los decursos posibles, ¿por qué uno y no otro? La evolución es indeterminada, porque no hay reglas o algoritmos que especifiquen todos los posibles devenires de un sistema. Habría que hablar más de efectos que de funciones, de oportunidades locales y direcciones posibles.
Los sistemas vivos se caracterizarían por su ecoorganización constructiva y no por su ajuste a un entorno exterior que le impone sus condiciones. El organismo configura un paisaje de variables relevantes para su propia existencia a partir de su propia capacidad de desarrollo y a su actividad fisiológica y sensoriomotriz. Una vez incorporado el cambio, este puede ser promovido y estabilizado por la selección natural que al menos garantice la supervivencia del organismo y su reproducción.
El dogma gradualista del darwinismo y del neodarwinismo, como un proceso lento y acumulativo, de millones de años, ha sido cuestionado por Gould y Niles Eldredge. El decurso evolutivo se produciría a partir de distintos momentos de stasis o equilibrios intermitentes a los que seguirían otros de cambio rápido, normalmente asociados a procesos de especiación. Por tanto, la evolución no es un proceso lineal.
El darwinismo, y sobre todo el Neodarwinismo, no considera al organismo como agente, sino como paciente de lo que le ocurre, tanto en su dependencia interna definida por su dotación genética, como por su dependencia externa definida por el medio ambiente al que tiene que adaptarse. Los individuos son meros portadores de procesos que no dependen de ellos mismos. El sujeto y la agencia están minusvalorados. Pero, para Richard Lewontin las cosas son muy diferentes, el organismo no es un ser pasivo sino que, dentro de las constricciones generales de las leyes físicas y biológicas, construye activamente su entorno, medioambientes que son las condiciones para su posterior evolución y para la reconstrucción de esta relación dentro de nuevos medioambientes. La Etología, los estudios de cognición animal y la Neurofisiología reivindican esta capacidad agencial también para los animales no humanos. Incluso los ancestros unicelulares eucariotas muestran conductas complejas en su relación con el medioambiente
El neodarwinismo es completamente gen-centrista (llevado al paroxismo en Richard Dawkins). Sin embargo el gen (se sabe ahora) no opera por sí mismo. Lo genético se expresa en procesos ecoorientados, en medios concretos. Los genotipos se activan entre múltiples factores medioambientales dando lugar a los fenotipos.
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